jueves, 1 de septiembre de 2011

El Análisis de Producto: La Mirada Crítica de la Tecnología

Casi todos, alguna vez, hemos realizado acciones cercanas a un análisis de producto; por ejemplo, cuando comenzamos a mirar con detenimiento cada uno de los objetos que se exhiben en las vidrieras de un negocio.
Lo que vamos a proponerle en estas páginas es un proceso vinculado a esta tarea de comprender productos y procesos tecnológicos, pero encarándola de un modo sistemático y exhaustivo, organizado, en el que se distinguen distintos tipos de análisis:
1. El análisis morfológico
2. El análisis estructural
3. El análisis funcional y el análisis de funcionamiento
4. El análisis tecnológico
5. El análisis económico
6. El análisis comparativo
7. El análisis de impacto
8. El análisis de los cambios a través del tiempo

Iremos deteniéndonos en cada uno de estos niveles de análisis de productos y de procesos tecnológicos.

El Análisis Morfológico:
La Forma de las Cosas, desde la Tecnología

Si prestamos atención al proceso de percepción que llevamos a cabo cuando analizamos objetos, podemos coincidir en que los primeros aspectos que atraen nuestro interés son:
• su forma y
• cómo se relacionan sus partes.
Analizamos sus contornos, su perfil, sus bordes, sus colores, su textura, sus aristas, su superficie... su aspecto exterior. Estas características externas son los rasgos del objeto más próximos a nosotros.

Aunque no siempre tengamos conciencia de ello, con esta primera aproximación a través de los sentidos, estamos iniciando el proceso de análisis morfológico.
Un análisis morfológico posibilita la descripción de la forma característica de los objetos y de la relación que ésta tiene con la función que cumple ese producto tecnológico.

Aunque no siempre tengamos conciencia de ello, con esta primera aproximación a través de los sentidos, estamos iniciando el proceso de análisis morfológico.
Un análisis morfológico posibilita la descripción de la forma característica de los objetos y de la relación que ésta tiene con la función que cumple ese producto tecnológico.

Análisis Morfológico: Es el estudio de la forma y de las características externas.

Una primera consideración de este tipo permite trabajar y entrenar la observación, y proveer un punto de partida –inicial, global, aun no convenientemente discriminado– desde el cual ampliar los márgenes de comprensión de los objetos. Está presente en el diseño y desarrollo de nuevos objetos, en la optimización de productos que ya se comercializan, en su envase, empaque y presentación, en la publicidad...

Asimismo, permite considerar aquel componente que, en muchos productos, cumple la función de “cáscara” que envuelve las partes que están más involucradas con el funcionamiento, cubriendo el motor, los mecanismos, las partes electrónicas o eléctricas.

A partir del análisis morfológico vamos detectando que, en los objetos de uso corriente, esta cáscara o caparazón suele ser  particularmente atractiva; que sus dimensiones y formas tienen relación con el usuario a quien va destinado el producto; también, que existe infinidad de formas posibles y numerosas tipificaciones o clasificaciones morfológicas de los objetos.


Muchas veces, la forma exterior de un producto está relacionada con su estructura.



Se encara un análisis morfológico cuando, por ejemplo:
• Analizan campañas publicitarias de productos, en las que su forma constituye el eje de la promoción.
• Consideran los modos de comunicar las particularidades externas de un objeto, para ir avanzando hacia sistemas de representación más
descriptivos y precisos, mediante el dibujo técnico.
• Relevan información acerca de tareas de desarrollo o de optimización morfológica de productos, encaradas por empresas de la zona.


El Análisis Estructural:
Una Mirada hacia las Partes

Cuando profundizamos nuestro conocimiento sobre los objetos, nos encontramos con otra característica que nos sirve para su comprensión y descripción, la estructura.

En el análisis estructural nos interesa observar los componentes de un producto tecnológico, para ir comprendiendo cómo están distribuidos y cómo se relacionan.

Estructura: Es el conjunto de partes de un producto o un proceso, ingeniosamente distribuidas y vinculadas de tal manera que forman un todo, que sustenta o soporta la obra. La tecnología se ocupa, justamente, -de crear este componente.
Parte: Es una porción del todo; cada uno de los aspectos que se pueden considerar en un producto tecnológico.
Consideremos un objeto simple: la tijera.



¿Cómo está concebido este producto? ¿Qué partes lo componen?

En esta tijera es posible detectar tres piezas, que no se integran de cualquier forma, sino de un modo articulado. Dos tienen los bordes cortantes y los ojales para introducir los dedos de la mano que operará la herramienta. La tercera es un perno que vincula las otras dos piezas en su parte media y permite que se muevan para poder efectuar cortes.

Esto nos está hablando de una organización entre las partes, de una estructura, de un conjunto de piezas que interactúan para cumplir con la función para la que el producto total fue diseñado. 

Determinar las partes de un objeto no siempre es una tarea sencilla: implica que integremos un importante caudal de conocimientos. Por esto, cuando un objeto es desconocido, no es posible –inicialmente– detectar sus componentes; en cambio, cuando nos familiarizamos con él, cuando lo consideramos desde distintos puntos de vista, lo manipulamos o desarmamos, lo comparamos con otros objetos, resulta posible identificar mejor sus piezas y encuadrarlas en una perspectiva estructural.

Es así como este análisis de estructuras se entrecruza con otros tipos de análisis, que iremos desarrollando a partir de aquí. En conjunto, no constituyen un proceso lineal –tipo de análisis tras tipo de análisis– sino una dinámica de integración constante de los distintos aspectos: morfológicos, estructurales, funcionales, técnicos, históricos...

El análisis estructural no resulta sencillo si lo aislamos del análisis de funcionamiento; y éste, a su vez, es dificultoso si no contamos con información que permita determinar las partes que integran el producto.


El nivel de detalle del análisis estructural de un objeto esta relacionado con su objetivo. En el esquema A queremos saber qué es una  bicicleta. En el esquema B, queremos saber qué es una polea.



Se encara un análisis estructural cuando, por ejemplo:
• Observan productos, los representan y señalan sus partes.
• Despiezan el objeto o lo desarman para “observar la estructura”.
• Indican cómo se articulan las piezas entre sí las piezas que componen un producto y de qué manera cada una de ellas contribuye a la función global del objeto o al objetivo central del sistema.
• Analizan manuales del usuario para reconstruir la estructura de un producto tecnológico determinado, ya no a partir del objeto concreto sino de sus referencias.
• Identifican las partes que, en distintos objetos, cumplen la misma función.
• Indagan los cambios en las partes de esos objetos, en distintos momentos históricos.



Muchas veces, las partes internas de los productos tienen características comunes; pero su finalidad exige adecuaciones en su estructura.

El Análisis Funcional y el Análisis de Funcionamiento:
La Función y cómo se Cumple

El Análisis Funcional
Todo objeto es una construcción humana que tiene una finalidad determinada; en otras palabras, está hecho para cumplir una función.


Función: Cuándo analizamos la función de un objeto, preguntamos:
- ¿Para qué sirve?
- ¿Qué podemos hacer con el objeto?
- ¿Cuál fue la finalidad que le atribuyó quien lo diseñó?
- ¿Cuál es el uso que le asigna el usuario?.
Un producto puede tener funciones principales y otras que el usuario le ha asignado a través del tiempo.

No debe confundirse función con funcionamiento (término que veremos más adelante).
El concepto de función es polisémico (función expresiva, utilitaria, etc.). Si en el arte se privilegia la función expresiva, en tecnología, los objetos generalmente persiguen una función utilitaria, es decir, sirven para algo.

Muchas veces sucede que el producto tiene más de una función y esto nos lleva a diferenciar las funciones principales de las secundarias.

En ocasiones, el uso y la relación con el usuario determinan que aparezcan nuevas funciones que no estaban previstas en el momento de concebir el producto. Por ejemplo, si consideramos un taburete, su función principal es permitir al usuario que pueda sentarse en él; sin embargo, también podría utilizarlo como una pequeña escalera para alcanzar objetos que están inaccesibles. Con frecuencia, un cuchillo puede ser utilizado como cortapapeles o un teléfono inalámbrico como micrófono, para un periodista transmitiendo un reportaje. Todas estas son aplicaciones secundarias que no estaban en la mente del diseñador a la hora de concebir el producto y que, tal vez, vayan incorporándose en los diseños consecutivos.

El Análisis de Funcionamiento
Si bien función y funcionamiento son palabras parecidas, no son la misma cosa.

Funcionamiento: Cuando hacemos referencia al funcionamiento, nos cuestionamos acerca de las razones o principios que provocan que el producto lleve a cabo su función. Nos preguntamos:
- ¿Cómo funciona como unidad?
- ¿Cómo funciona cada parte?
- ¿Cuáles son las características técnicas de estas partes?
- ¿Cómo están relacionadas?
El análisis de funcionamiento hace referencia a la forma en que el objeto cumple su función. Con este análisis se busca determinar los principios de funcionamiento, la explicación de cómo funciona, el tipo de energía y el consumo que requiere su operación, el costo operativo, el rendimiento del producto, etc.

En los siguientes párrafos incluimos el desarrollo de un ejemplo:


“Para tener agua caliente en nuestra casa podemos recurrir a diferentes alternativas energéticas. Una forma es disponer de gas para que, al lograr la combustión con el aire, se produzca el calor necesario para mantener el agua caliente. Esto se lleva a cabo en los tradicionales ‘calefones’ que vemos en muchos hogares.

Otra manera podría ser usando energía eléctrica; entonces, hacemos pasar ésta por una ‘resistencia’ y logramos su transformación en calor.

Una tercera modalidad podría ser con la energía solar, utilizando las instalaciones necesarias para su captación (celdas solares) y transfiriendo esa energía calórica al agua.

Cada uno de estos tres calefones permite satisfacer la misma necesidad, logran calentar el agua (podemos, así, dar respuesta a la pregunta ¿para qué sirve?). Pero difieren en que cada uno tiene un equipamiento particular, conformado por algunas piezas iguales o parecidas y en que funcionan de diferente manera (aquí nos preguntamos ¿cómo lo hace?). Nos encontramos así con un ‘calefón solar’ que ‘funciona’ de distinta
forma que uno ‘a gas’ o que uno ‘eléctrico’. Los productos tecnológicos pueden cumplir la misma función, basándose en principios de funcionamiento distintos”.

Este ejemplo nos permite diferenciar el concepto de función del concepto de funcionamiento.

Por otra parte, mediante objetos que tienen características similares, podemos lograr distintos propósitos.



Teniendo en cuenta la relación que existe entre estructura y funcionamiento se puede plantear, globalmente, el análisis estructural y el de funcionamiento (Análisis estructural y de funcionamiento). En este caso, tenemos en cuenta el elemento en sí y, a la vez, su incidencia en el funcionamiento del producto.



El Análisis Tecnológico:
Las Técnicas y los Materiales


El análisis tecnológico centra su atención en las ramas de la tecnología que se integran en la concepción y en la fabricación de un producto; considera, así, los materiales que serán transformados a través del uso de herramientas, y siguiendo determinadas acciones y procedimientos, para lograr un producto.




Una silla puede ser diseñada pensando que se va a construir artesanalmente, a partir del trabajo del material (madera) con herramientas sencillas y con una gran intervención de las habilidades de quien la construye.


Pero, también podría diseñarse con vistas a una fabricación masiva por medios industriales; utilizando máquinas para accionar las cuales no interesa demasiado el conjunto de las habilidades manuales del operador a cargo de la producción.


El análisis tecnológico despliega preguntas tales como:
• ¿Qué técnicas se utilizan –o podrían utilizarse– para producir, gestionar, comercializar... el producto que se está analizando?
• ¿Con qué procedimientos se fabrica el producto?
• ¿Cuáles son las herramientas y máquinas que se utilizan? ¿Están disponibles? ¿Se requiere de otros que las tienen disponibles?
• ¿Qué materiales son accesibles –por costos y traslado– para producir ese objeto? ¿Cuáles ofrecen las mejores condiciones para aumentar la rentabilidad de la empresa, la durabilidad del producto, una menor contaminación ambiental...?
• Las técnicas que se han desarrollado, ¿se adecuan a los materiales elegidos?
• Los procedimientos de producción para el producto que se quiere desarrollar, ¿son los mejores?


El Análisis Económico:
Tecnología, Costos y Mercado

La tecnología y los productos que de ella se derivan, son elementos de mercado, por lo que tienen un precio. Así, siempre que hablamos de tecnología, también estamos hablando de dinero.
Son muchos los factores relacionados con el análisis económico de productos; nombraremos algunos:
• Los costos de fabricación; éstos incluyen los costos de las materias primas, del transporte, de la amortización de la infraestructura y del equipamiento (máquinas, herramientas, etc.), de la energía, de la mano de obra, del embalaje, de la comercialización, etc.
• La duración del producto, el servicio posterior a la venta, el tiempo de reposición para el usuario.
• El valor social –el producto puede ser símbolo de bienestar o lujo–.
• La posibilidad de venderlo en el mercado interno o de exportarlo.
• La relación costo/beneficio de su producción y su rentabilidad.

La novedad, la originalidad, la demanda del producto, el valor agregado en conocimiento, en procesos de producción, comercialización, propaganda, etc., son algunos de los elementos que inciden en el valor final de los objetos, por lo que la evaluación de estos aspectos constituye un punto de reflexión importante en Educación Tecnológica.

Existen productos que se diseñan para ser usados una sola vez y, luego, desechados; se los conoce como productos descartables. Éstos se fabrican con materiales de bajo costo y la producción en serie es de grandes lotes, por lo que los gastos y, por ende, su costo resultan mínimos.

Productos muy diferentes en cuanto a costo y duración, cumplen la misma función.




Algunos productos pueden usarse durante años; si analizamos sus materiales, veremos que son más caros que los de los productos descartables que cumplen su misma función.


Se encara un análisis económico cuando, por ejemplo:
• Analizan situaciones de costo/beneficio: ¿cuál es el sentido de desarrollar la leche larga vida? O ¿por qué se agregan conservantes a los
alimentos?
• Diseñan una innovación que permita agregar valor a un producto de la zona, sea éste artesanal o industrial.


El Análisis Comparativo:
Los Puntos de Referencia para Elegir

El conocimiento tecnológico y los productos que de él derivan se desarrollan a partir de procesos relativamente complejos en los que las mismas demandas son resueltas de distinto modo. El análisis comparativo permite reconstruir y estudiar las distintas maneras tecnológicas con las que se puede resolver un mismo problema.

El problema de la cocción de los alimentos tiene distintos modos de solución: en la cocina microondas, un sistema de radiación electromagnética sustituye al fuego –de la cocina convencional–, para los procesos de cocción.


El hecho de lograr distintas respuestas a un problema, permite agrupar productos y conformar “familias” –o tipologías– de artefactos que se relacionan entre sí y que se pueden comparar en términos de historia, de creatividad y originalidad, de eficiencia, de disponibilidad de recursos...

Las vidrieras de los comercios representan un valioso ejemplo de familias de productos. Si nos detenemos en un negocio dedicado a la venta de electrodomésticos, por ejemplo, podemos observar cuatro o cinco objetos de similares funciones, a veces tan parecidos en lo formal que resulta difícil identificarlos.

Pero, seguramente, algunos de ellos proponen soluciones –o partes de solución– que no ofrecen los demás. Esta suele ser su ventaja comparativa respecto de la competencia y el punto sobre el que podemos poner énfasis en muchos de nuestros análisis tecnológicos. De estos rasgos da cuenta el análisis comparativo.

Cuando este tipo de análisis se realiza en la escuela, nuestro propósito es que los alumnos logren identificar las características específicas que definen con mayor claridad a un producto y las comparen con las de otros productos que cumplen funciones similares.


El Análisis de Impacto:
Tecnología, Ambiente y Sociedad

Cuando hacemos el análisis de los productos tecnológicos, no podemos dejar de lado su impacto, tanto en el entorno social como en el ambiental. Como premisa, debemos considerar que todo producto tecnológico es capaz de incidir –tanto positiva como negativamente– en el ámbito en el que cumple su función.

El automóvil es un ejemplo clásico que representa esta dualidad de efectos: por un lado, ha permitido mejorar las condiciones de transporte de las personas y la comunicación entre la gente, posibilitando arribar a lugares que antes eran prácticamente inaccesibles; jornadas de viaje que llevaban meses, ahora se reducen a pocas horas; vidas humanas que se perdían por falta de asistencia médica, ahora se salvan por los sistemas de transporte médico-hospitalario; en fin, hoy nadie pone en duda que el automóvil ha ayudado mucho al progreso de la civilización humana. Sin embargo, también padecemos cotidianamente sus efectos negativos: congestionamiento en el tránsito urbano, altos índices de contaminación, ruidos molestos, accidentes...


Hay impactos que, en el momento de diseñar un nuevo producto, ni siquiera se sospecha que puedan producirse.

Sin embargo, a la hora de proyectar, poner en acción una determinada solución tecnológica o de lanzar al mercado un producto nuevo, no siempre se considera su impacto negativo.

El análisis de impacto es un punto central de reflexión en una formación en cultura tecnológica: nuestros alumnos deben aprender a evaluar, con juicio crítico, los efectos que la tecnología puede traer a los seres vivientes y al planeta en su conjunto.


El Análisis de los Cambios Tecnológicos:
Procesos y Productos a través del Tiempo

Los productos tecnológicos –al igual que las personas– también tienen su historia. El análisis histórico se dedica a la búsqueda de los antecedentes, a la reconstrucción de los orígenes del producto y a sus cambios a través del tiempo.

Todo producto tecnológico ha tenido un momento de concepción, uno de aceptación y uno de “fulgor social”, para luego envejecer y tornarse obsoleto.

Este ciclo marca la historia del producto, la que es enfocada en este análisis.

En el análisis histórico no sólo se consideran los objetos tecnológicos en sí, sino el proceso de transformaciones que comienza a desarrollarse desde el primero hasta el último producto que cumple la misma función social. En este proceso de cambios se integran las sucesivas innovaciones de la tecnología con los cambios culturales, configurando una reconstrucción de la historia misma del hombre.

Indagar y analizar la historia de un producto en una sociedad, en un tiempo determinado, nos permite preguntarnos por los usuarios, sus modos de vida, sus hábitos y valores; descifrar si el producto era de uso extendido o restringido; profundizar acerca de las técnicas con las que se produjo, los recursos que se utilizaron, la organización que establecieron los que lo desarrollaron, los motivos, necesidades e intereses que impulsaron a su creación y a sus transformaciones.

Un análisis histórico resulta fundamental porque la tecnología constituye uno de los componentes universales más importantes de la cultura de todos los pueblos. Cada cultura, en toda época y lugar, ha desarrollado una base tecnológica que le permitió resolver las demandas más urgentes y acuciantes para su subsistencia: alimento, protección, suministro de agua, seguridad, defensa, salud, etc, lo que promueve que
arqueólogos y antropólogos den un valor muy importante a este aspecto de la cultura humana y, como tal, el análisis histórico también debe ocuparse en incorporar algunos de estos elementos del pasado, en la actividad cotidiana de aula-taller de Tecnología.

La historia de un producto nos muestra la historia del hombre.

En Síntesis
Existen distintas formas de «mirar» o de analizar un producto tecnológico. Lo podemos considerar desde su forma, su estructura, su funcionamiento, las técnicas que se utilizaron para su construcción, su historia...

El análisis de producto nos enseña a comprender, organizadamente, los distintos aspectos que confluyen en cada objeto tecnológico para comprenderlo en toda su complejidad, por lo que constituye una mirada sistémico-relacional hacia el mundo de la Tecnología.

Ahora... cuando se trata, ya no de analizar un producto existente, sino de diseñar uno nuevo, comenzamos a adentrarnos en el proyecto tecnológico.